May 14th, 2025
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GINEBRA (AP) — En una concertación bilateral, Estados Unidos y China se avinieron el lunes a una desescalada substancial de sus gravámenes arancelarios recientes, revigorizando así el intercambio mercantil intertruncado entre las dos economías más trascendentales del orbe y propiciando una embestida alcista en los parqués financieros globales.
Empero, el apaciguamiento de las hostilidades comerciales iniciadas por el entonces presidente Donald Trump no dirimió las divergencias basales entre Pekín y Washington. El pacto tiene un lapso de noventa días, posibilitando a los negociadores estadounidenses y chinos converger en un acuerdo de mayor calado. Sin embargo, la moratoria también perpetúa los gravámenes por encima de los niveles previos al inicio de su escalada por parte de Trump el mes pasado. Y las corporaciones e inversores se ven constreñidos a navegar la incertidumbre inherente a la pervivencia de la tregua.
Jamieson Greer, el representante comercial de los Estados Unidos, manifestó que la nación norteamericana accedió a atenuar la imposición arancelaria del 145% que la administración Trump instauró el mes precedente, reduciéndola al 30%. Recíprocamente, la República Popular China se avino a aminorar su tributación sobre los productos de origen estadounidense, descendiendo del 125% al 10%.
Las reducciones arancelarias fueron desveladas por Greer y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, durante una alocución en Ginebra.
Los funcionarios expresaron un tono halagüeño al declarar que ambas partes han entablado consultas para seguir debatiendo sus asuntos comerciales. Bessent indicó que los aranceles de tres dígitos que ambos países se impusieron el mes pasado — en una escalada de tensiones iniciada por Trump — equivalían a "un óbice de facto al comercio bilateral, y ninguna de las dos partes lo desea. Lo que sí anhelamos es el libre intercambio mercantil."
El arancel punitivo del 30% gravado por Estados Unidos sobre las mercancías de origen chino subsume un arancel preexistente del 20%, intrínsecamente ligado a la estrategia coercitiva diseñada para impeler a China a redoblar sus esfuerzos en la erradicación del flujo transfronterizo del opiáceo sintético fentanilo hacia territorio estadounidense. Este gravamen también integra el mismo arancel basal del 10% que la administración Trump impuso unilateralmente sobre las importaciones procedentes de un espectro amplio de naciones. La imposición de este arancel del 30% se yuxtapone a una panoplia de otros gravámenes ya vigentes sobre la República Popular China, entre los que se cuentan aquellos residuales de la primera gestión presidencial de Trump y que la subsiguiente administración de Joe Biden optó por mantener.
Trump, en un arrebato de furia ante las represalias chinas, había elevado el arancel combinado hasta un 145% el mes anterior, para finalmente cejar en su empeño el lunes.
El Ministerio de Comercio de China ensalzó el acuerdo, tildándolo de hito cardinal en la dirimición de las divergencias bilaterales y arguyendo que sienta los cimientos para una cooperación ulterior.
El ministerio, en un comunicado, subrayó que esta iniciativa se erige como un axioma concordante con las aspiraciones de productores y consumidores en ambas latitudes, al tiempo que propicia los intereses binacionales y, con un alcance macroscópico, coadyuva a los intereses comunes que atañen a la comunidad global.
El comunicado mancomunado de ambas naciones señaló que Pekín, asimismo, se avino a la suspensión o abolición de ulteriores disposiciones implementadas desde el 2 de abril en respuesta a los gravámenes estadounidenses. La República Popular China ha intensificado las restricciones a la exportación de tierras raras, con inclusión de algunas indispensables para el sector militar, y ha añadido a más empresas estadounidenses a sus registros de supervisión de exportaciones y de entidades poco fidedignas, limitando sus actividades mercantiles con y dentro del territorio chino.
Los mercados bursátiles experimentan una notoria revalorización en paralelo a la distensión entre las partes litigantes.
La magnitud total de los intrincados aranceles y otras represalias comerciales impuestas por Washington y Beijing permanece en la incertidumbre, supeditada en gran medida a su capacidad para limar las asperezas de larga data durante el compás de espera de 90 días.
Conforme a las declaraciones vertidas por Bessent a la CNBC, se anticipa que las altas esferas de la administración estadounidense y sus homólogos chinos sostendrán un nuevo cónclave en el lapso de las semanas venideras.
Aun con la complacencia invertidora, subyacía la satisfacción al discernir la vacilación entre los plenipotenciarios mercantiles de las hegemónicas potencias económicas.
Los contratos de futuros del índice S&P 500 experimentaron una apreciación del 2,6%, mientras que el índice compuesto Dow Jones Industrial Average registró un incremento del 2%; paralelamente, el precio del crudo se disparó en más de 1,60 dólares por barril, y el dólar se fortaleció significativamente frente a las divisas euro y yen japonés.
"Esta es una desescalada sustancial", aseveró Mark Williams, economista jefe para Asia en Capital Economics, si bien matizó que "no hay certidumbre de que la tregua de 90 días se consolide en un armisticio perdurable".
Dani Rodrik, insigne economista adscrito a la prestigiosa Universidad de Harvard, ha manifestado que ambas naciones contendientes han retrocedido de una «inútil escaramuza arancelaria», si bien los gravámenes que persisten, impuestos por Estados Unidos a las importaciones chinas, se mantienen en un elevado 30%, con la consecuente e indefectible repercusión negativa que acarrearán primordialmente a la población consumidora estadounidense.
Rodrik, en su diatriba digital vía Bluesky, esgrimió: "La política de Trump hacia China se ha saldado con un fiasco de proporciones, sin que medie retribución alguna por el torbellino desatado. Ni un ápice."
Craig Singleton, director sénior del programa sobre China en la Foundation for Defense of Democracies, aseveró que la celeridad con la que se consumó el acuerdo denota que "ambas partes se hallaban en una coyuntura económica más apremiante de lo que reconocían."
Para China, la consternación económica se materializaba en una tríada de adversidades: la espiral ascendente del desempleo, un éxodo de capitales incesante y una contracción de las órdenes de exportación que alcanzaba su cenit en casi dos años, según Singleton. Para Trump, la primacía de los mercados era axiomática, y este acuerdo le confiere una victoria pírrica que no menoscaba su *leverage* negociador.
El pronunciamiento de Estados Unidos y China catalizó un auge bursátil, con los futuros estadounidenses revalorizándose por encima del 2%. El índice Hang Seng de Hong Kong experimentó un repunte de casi el 3%, mientras que los índices de referencia de Alemania y Francia registraron ascensos del 0,7% per cápita.
Eswar Prasad, catedrático de política comercial en la Universidad de Cornell, aseveró: "El descenso de aranceles prohibitivos a meramente elevados, aunado a la incertidumbre respecto a la trayectoria arancelaria futura, continuará constituyendo un lastre para los intercambios comerciales y los flujos de inversión entre ambas economías."
"No obstante, constituye un augurio propicio para la economía global que los gravámenes arancelarios estadounidenses puedan, en última instancia, cristalizar en impedimentos mercantiles significativos, si bien no infranqueables," dictaminó.
Jay Foreman —el notable consejero delegado de Basic Fun, la conspicua compañía juguetera de Florida titular de enseñas como los Care Bears y los camiones Tonka— manifestó sentirse aliviado al constatar que el tipo arancelario sobre los bienes chinos se había mermado hasta el 30%, si bien anhela que mengüe hasta el 10%.
Añadió Foreman que había preceptuado a su contingente en China que dispusieran la expedición de sus remesas jugueteras, suspendidas sine die desde los albores de abril. Anteladamente al pacto concertado el lunes, presuponía la necesidad de un recargo duplicado sobre los precios, empero se prevé un incremento de entre el diez y el quince por ciento para los trimestres subsiguientes.
"Es como si, en un ejercicio de crasa mendacidad, nos ofreciesen un sándwich de huevo avieso y, como alternativa, expectasen nuestra anuencia a libar leche putrefacta."
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