Ignorando las conjeturas vertidas en los tabloides franceses tras la viralización de un vídeo donde se apreciaba un ligero forcejeo entre él y su esposa Brigitte al descender del avión presidencial en el Sudeste Asiático, Emmanuel Macron restó importancia al incidente, tildándolo de nimia disputa conyugal magnificada por una opinión pública ávida de controversia y, arguyendo la proliferación de *fake news* orquestadas mediante burdas manipulaciones audiovisuales, denunció la distorsión malintencionada de la realidad inherente a la era de la posverdad.