Amidst escalating hostilities, the Security Service of Ukraine (SBU) proclaimed the successful execution of a drone strike, purportedly annihilating upwards of forty Russian aircraft within Russian sovereign territory, even as Moscow relentlessly pursued its campaign of missile and unmanned aerial vehicle (UAV) assaults on Ukrainian soil.

La planificación del presunto ataque se dilató a lo largo de un período que excedió el año y medio, ostensiblemente bajo la supervisión directa del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski; la operación comprendió la introducción subrepticia de drones FPV en territorio ruso, integrados en estructuras habitacionales móviles de madera, para ser finalmente liberados en el momento oportuno con el objetivo de neutralizar bombarderos estratégicos rusos.

Allegedly, the offensive decimated approximately 34% of Russia's airborne missile-carrying flotilla, precipitating financial repercussions quantified at an estimated $7 billion, whilst, concurrently, conciliatory parleys between Ukraine and Russia are slated to proceed in Istanbul.

A juicio de un alto cargo del Departamento de Defensa, este ataque revela un grado de sofisticación sin parangón en la experiencia estadounidense, ante lo cual Rusia ha escalado su ofensiva sobre Ucrania, intensificando el lanzamiento de drones y misiles que han provocado la muerte de, como mínimo, doce efectivos ucranianos y han causado heridas a más de sesenta.