Lukas Furtenbach, un conocido montañista, dirigió una expedición británica que logró una ascensión muy rápida al Monte Everest, utilizando la terapia con gas xenón. El equipo salió de Londres el 16 de mayo, llegó a la cumbre el 21 de mayo y regresó a casa solo dos días después.

El uso de gas xenón para proteger a los montañistas del mal de altura ha causado mucha discusión y está siendo investigado por las autoridades de montañismo de Nepal. Esto ocurre después de que se supiera que algunos escaladores se prepararon entrenando en tiendas de hipoxia y recibiendo tratamiento con gas xenón en una clínica alemana.

Furtenbach sostiene que pasar menos tiempo en la montaña podría reducir el impacto ambiental, incluyendo una disminución de los desechos humanos. No obstante, aclara que el uso de gas xenón aún no se ha implementado en Nepal, y afirma que puede demostrar su seguridad para los alpinistas.