En un contexto de creciente polarización política, EE. UU. se prepara para una oleada de manifestaciones de envergadura nacional contra la administración Trump, catalizadas por las recientes incursiones federales en materia de inmigración y el controvertido despliegue de la Guardia Nacional y unidades de Infantería de Marina en Los Ángeles, epicentro de disturbios exacerbados; destaca, en particular, la marcha "No Kings" en Filadelfia, coincidiendo con la ostentosa exhibición castrense orquestada por el presidente en Washington con motivo del 250 aniversario del Ejército. La respuesta de las autoridades, caracterizada por la imposición de toques de queda, el uso de gases lacrimógenos, proyectiles de goma y granadas de aturdimiento, se articula en paralelo al despliegue de la Guardia Nacional en múltiples estados, obedeciendo a una estrategia de "tolerancia cero" frente a cualquier atisbo de violencia o transgresión legal. El Movimiento 50501, artífice de estas movilizaciones, instrumentaliza el "Día de la Desafiante 'No Kings'" como punta de lanza de la resistencia contra las políticas tildadas de autoritarias del ejecutivo, anticipándose a la mayor concentración reivindicativa desde el retorno de Trump al poder, con actos programados en cerca de dos millares de emplazamientos a lo largo y ancho del país.