En un giro inédito, ciertas regiones de Alaska se enfrentan a la activación de alertas por calor extremo, un descriptor recientemente sancionado por el Servicio Nacional de Meteorología en detrimento de las "declaraciones meteorológicas especiales", con el objeto de trasladar de forma inequívoca la gravedad y el potencial lesivo de las condiciones climáticas imperantes, más allá de la mera notificación de registros térmicos sin precedentes, siendo Fairbanks la zona inauguralmente concernida ante la previsión de temperaturas superiores a los 85 grados Fahrenheit, una anomalía flagrante para el mes de junio.

La modificación terminológica obvia cualquier vínculo con el cambio climático, aunque reconoce su impacto patente en Alaska, particularmente en zonas desprovistas de climatización; actualmente, este sistema de alertas se circunscribe a Juneau y Fairbanks, si bien se proyecta su expansión a Anchorage, donde, empero, las temperaturas aún no alcanzan el umbral crítico para la emisión de avisos de calor.