En general, las transmisiones en vivo muestran escenas tranquilas de bosques y ríos, y si tienes suerte, quizás puedas ver por un momento a un alce caminando, sin darse cuenta de que es famoso en todo el mundo. Es solo un alce, que sigue su camino sin preocuparse.

La mayor parte del tiempo, la transmisión se desarrolla en un silencio casi absoluto. No obstante, en ocasiones se perciben ráfagas de viento y el trino de los pájaros. Es una experiencia placentera, aun si te olvidas de que tienes la pestaña de la transmisión abierta en tu ordenador y te sobresalta repentinamente un grupo de criaturas a miles de kilómetros de distancia.

Según lo expresó un estudiante sueco a la AP: "Me siento tranquilo, aunque simultáneamente cavilo: 'Oh, hay un alce. Oh, ¿qué sucedería si surgiese un alce? ¡No podría usar el baño!'"

La transmisión sigue incluso por la noche. Aunque no hay luz del sol, las cámaras de visión nocturna nos permiten ver todos los detalles de lo que pasa con los alces. Pero la imagen en blanco y negro se parece más a una película de terror como "El proyecto de la bruja de Blair" que a un documental de National Geographic. Aun así, ver un alce, aunque dé un poco de miedo, sigue siendo ver un alce.

El año pasado, 9 millones de espectadores sintonizaron la retransmisión en directo de los alces de SVT. En contraste, la Shark Week de Discovery Channel concitó a más de 22 millones de televidentes en 2023. Teniendo en cuenta que SVT únicamente emite imágenes de la naturaleza en vivo con una plantilla de 15 personas, la comparación resulta bastante notable.

Lo que confiere a este tipo de transmisión en vivo un atractivo particular es su marcado contraste con el contenido habitual en internet, donde las plataformas, como TikTok, ofrecen fragmentos de video personalizados que captan indefectiblemente nuestra atención, mientras que los creadores de contenido en YouTube editan con esmero sus producciones para asegurar la máxima retención de audiencia.

Sin embargo, los alces no albergan expectativa alguna con respecto a nuestra presencia; de hecho, ignoran nuestra existencia y el apoyo que les brindamos.