Tras un periodo de crecientes tensiones que ponían en peligro las relaciones comerciales, negociadores de alto nivel de EE.UU. y China han llegado a un acuerdo sobre un marco para reactivar las negociaciones comerciales, según han confirmado ambas partes.

El anuncio se hizo al final de dos días de conversaciones en la capital británica, las cuales terminaron el martes por la noche.

Las reuniones se centraron en buscar una forma de solucionar los desacuerdos sobre las exportaciones de minerales y tecnología, que habían puesto en peligro una tregua comercial frágil acordada en Ginebra el mes pasado. Sin embargo, no se sabe si se logró algún avance en las diferencias más importantes sobre el gran superávit comercial de China con Estados Unidos.

Después de un esfuerzo conjunto para eliminar la negatividad, ahora podemos seguir adelante", dijo el Secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, a los periodistas después de las reuniones.

Los mercados bursátiles asiáticos experimentaron un repunte el miércoles, impulsado por el anuncio del acuerdo.

Las conversaciones se llevaron a cabo después de una llamada telefónica conciliadora la semana pasada entre el Presidente Donald Trump y el líder chino Xi Jinping, con el objetivo de reducir las tensiones.

Li Chenggang, viceministro de Comercio y representante de comercio internacional de China, informó que ambas partes habían llegado a un acuerdo inicial sobre cómo implementar lo acordado en la llamada y en las conversaciones de Ginebra, según la agencia de noticias Xinhua.

Información adicional era inexistente, incluyendo cualquier previsión relativa a futuras negociaciones.

La delegación, que incluía al Viceprimer Ministro He Lifeng, al Ministro de Comercio Wang Wentao y a Li, se reunió con Lutnick, el Secretario del Tesoro Scott Bessent y el Representante Comercial Jamieson Greer. El encuentro tuvo lugar en Lancaster House, una mansión de doscientos años que está muy cerca del Palacio de Buckingham.

Wendy Cutler, ex negociadora comercial de Estados Unidos, indicó que las discusiones ya habían consumido treinta de los noventa días disponibles para intentar resolver sus diferencias.

En Ginebra, ambas naciones pactaron una suspensión de 90 días para la mayoría de los aranceles que superaban el 100%. Estos impuestos se los habían aplicado mutuamente en una creciente disputa comercial que generó preocupación por una posible recesión. Debido a este aumento de las barreras comerciales, el Banco Mundial redujo sus pronósticos de crecimiento económico para Estados Unidos y el resto del mundo para este año.

Cutler, vicepresidenta del Asia Society Policy Institute, indicó que Estados Unidos y China perdieron un tiempo importante para retomar sus acuerdos de Ginebra. Añadió que solo quedan sesenta días para tratar temas preocupantes como las prácticas comerciales injustas, el exceso de producción, el transbordo de mercancías y el fentanilo.

Desde las conversaciones en Ginebra, Estados Unidos y China han tenido discusiones fuertes sobre semiconductores avanzados que impulsan la inteligencia artificial, visas para estudiantes chinos en universidades de EE.UU. y minerales de tierras raras que son muy importantes para los fabricantes de coches y otras industrias.

China, el principal productor mundial de tierras raras, ha indicado que podría agilizar la concesión de licencias de exportación para estos elementos. Al mismo tiempo, Pekín desea que Estados Unidos elimine las limitaciones al acceso chino a la tecnología necesaria para producir semiconductores avanzados.

Lutnick afirmó que solucionar el problema de las tierras raras es una parte esencial del acuerdo, y que Estados Unidos quitará las acciones que había tomado como respuesta. No dijo cuáles acciones.

Él sugirió que, una vez que se aprueben las licencias, es probable que la implementación de nuestras exportaciones también se reduzca.

Cutler señaló que sería algo nunca visto que Estados Unidos negociara sus controles de exportación, los cuales describió como un problema que China ha mencionado por casi 20 años.

Al proceder de esta manera, Estados Unidos ha propiciado que China pueda exigir la inclusión de controles de exportación en futuras conversaciones, según afirmó.

En Washington, un tribunal federal de apelaciones permitió el martes que el gobierno continuara cobrando los aranceles que Trump impuso no solo a China, sino también a otros países, mientras la administración apela una decisión que se opone a su política comercial más importante.

Trump había declarado previamente su intención de "abrir" el mercado chino, el principal centro de producción global, a las exportaciones estadounidenses.

Desde la Casa Blanca, Trump afirmó que, aunque existía la posibilidad de no conseguir nada si no se abría China, su gobierno tenía la clara intención de lograr esa apertura.